Mercado en transformación
3 de Febrero del 2022
Los cambios pueden ser drásticos o graduales. Aparecen de un momento a otro o llevan un proceso lento y sostenido. La adaptación es una variable que depende de nosotros, el cambio no. Se puede estar a favor o en contra, pero no se puede evitar. El cambio ya existe y solo queda adaptarse.
Durante la pandemia, los administradores tuvieron que pasar a comunicarse en forma 100% virtual de la noche a la mañana. Se dejaron de imprimir expensas y las reuniones, asambleas y votaciones fueron virtuales. Lo cierto es que todos, para sobrevivir, tuvieron que adaptarse.
Pasaron la prueba, como tantas otras veces. Como cuando salió la disposición del formato único de expensas -Expensas Claras o Mis Expensas-, en la Ciudad de Buenos Aires y los administradores debieron aprender a trabajar con un nuevo esquema.
Algunos cambios son abruptos y muy definidos. Otros, no se ven en la superficie, van por debajo y son casi imperceptibles.
Blackberry era la empresa número 1 de teléfonos celulares smart. Tenía su propio servicio de mensajería y su caballito de batalla, el teclado físico. Hoy en día ese teléfono es historia. ¿Qué pasó? Apple se adelantó y lanzó un teléfono con acceso a internet y los pasó por encima. Cuando finalmente Blackberry tuvo su versión con teclado digital, ya no tenía clientes, los había perdido.
Es que cuando queremos adaptarnos al cambio, y el cambio ya ocurrió, ¡es tarde!
Aquí se plantea el dilema central: ¿Adaptarse al cambio, o anticiparse a él? La nueva mirada es adelantarse, mantener los ojos abiertos a lo que podemos vislumbrar de lo que vendrá.
En el mercado de la Propiedad Horizontal ya hay un nuevo tipo de consumidor. En un consorcio conviven “Doña Rosa” con millenials, centennials, —Generación X, Y, Z y T—. Y eso no es el futuro, está pasando ahora. Varias generaciones, con sus diferentes modelos de consumo, necesidades y formas de relacionarse. Entonces, si ya lo vemos, si ya lo sabemos, hagamos algo: anticipémonos.